Oración Matutina Diaria
Este es el día en que actuó el Señor; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24
Invitatorio y Salterio
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle.
Venite Salmo 95:1-7
Vengan, cantemos alegremente al Señor; *
aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.
Lleguemos ante su presencia con alabanza, *
vitoreándole con cánticos;
Porque el Señor es Dios grande, *
y Rey grande sobre todos los dioses.
En su mano están las profundidades de la tierra, *
y las alturas de los montes son suyas.
Suyo el mar, pues él lo hizo, *
y sus manos formaron la tierra seca.
Vengan, adoremos y postrémonos; *
arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;
Porque él es nuestro Dios;
nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *
¡Ojalá escuchen hoy su voz!
Salmo 102
Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor; *
no escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia.
Inclina a mí tu oído; *
apresúrate a responderme cuando te invoco;
Porque mis días se desvanecen como humo, *
y mis huesos cual brasas queman.
Mi corazón está marchito como la hierba seca, *
de modo que me olvido de comer el pan.
Por la fuerza de mi gemido, *
se me pega la piel a los huesos.
Estoy como buitre en el desierto, *
como buho entre las ruinas.
Estoy desvelado y gimiendo, *
como gorrión solitario en el tejado.
Mis enemigos me afrentan todo el día, *
y los que de mí se mofan, contra mí se han conjurado.
En vez de pan, he comido ceniza, *
y mi bebida mezclé con lágrimas,
Pues me alzaste, y me has arrojado, *
a causa de tu indignación y de tu ira.
Mis días son como la sombra que se va, *
y me marchito como la hierba;
Mas tú, oh Señor, permaneces para siempre, *
y tu Nombre de generación en generación.
Te levantarás y tendrás misericordia de Sión, pues es tiempo de tener piedad de ella; *
en verdad, la hora señalada ha llegado;
Porque tus siervos aman aun sus escombros, *
y se compadecen de su polvo.
Las naciones temerán tu Nombre, oh Señor, *
y todos los reyes del mundo, tu gloria;
Porque a Sión reconstruirá el Señor, *
y su gloria aparecerá.
Mirará con favor a la oración de los desamparados; *
sus ruegos no despreciará.
Quede esto escrito para la generación venidera, *
para que el pueblo aún por nacer alabe al Señor;
Porque el Señor miró desde su excelso santuario; *
desde los cielos se ha fijado en la tierra;
A fin de oír el gemido de los cautivos, *
y librar a los condenados a muerte;
Para que declaren en Sión el Nombre del Señor, *
y su alabanza en Jerusalén;
Cuando se congreguen los pueblos, *
y también los reinos, para servir al Señor.
El agotó mis fuerzas antes de tiempo; *
acortó el número de mis días;
Y yo dije: "Dios mío, no me arrebates a la mitad de mis días, *
ya que tus años duran por todas las generaciones.
En el principio tú fundaste la tierra, *
y los cielos son obra de tus manos.
Ellos perecerán, mas tú permanecerás; todos ellos como vestidura se gastarán; *
como un vestido los mudarás, y serán mudados;
Mas tú eres siempre el mismo, *
y tus años nunca se acabarán.
Los hijos de tus siervos habitarán seguros, *
y su descendencia será establecida en tu presencia".
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Las Lecciones
Oseas 10:1-15
Israel era una viña excelente que daba uva en abundancia. Cuanto más eran los frutos, más multiplicaba sus altares; mientras mejor le iba al país, más embellecía sus pilares sagrados. Su cariño está repartido, pero me lo van a pagar. Yavé mismo derribará sus altares y demolerá sus monumentos sagrados. Ahora andan diciendo: «Nos quedamos sin rey por no haber respetado a Yavé. Pero, ¿qué podría haber hecho el rey en favor nuestro?» Dejen que hablen, y que juren en falso, y que celebren convenios, pues su sentencia está lista para florecer, como hace la hierba mala entre los surcos de los sembrados. Los habitantes de Samaria se lamentan por su ternero de Betavén; su pueblo hace duelo por el ternero, y los sacerdotes lloran a su glorioso ídolo; pues él también es llevado a Asiria, como regalo para el gran rey. Para Efraím será una afrenta, ¡qué vergüenza para Israel! Su rey será sacado de Samaria como se limpia la espuma de la superficie de un estanque. Los santuarios altos de Aven, donde pecaba Israel, serán destruidos; zarzas y cardos cubrirán sus altares. Entonces dirán a las montañas: «Escóndannos», y a los cerros: «Caigan sobre nosotros.» Desde aquel día en Guibea estás pecando, Israel; no has cambiado nada. ¿No serán castigados como lo fueron los malvados en Guibea? Yo los castigaré y las naciones se juntarán contra ellos por su doble crimen. Efraím es una vaquilla bien domesticada, a la que le gusta trillar; pero yo voy a poner un yugo sobre su hermosa cabeza: Israel tirará del arado, Jacob rastrillará. Siembren, pues, según la justicia, y cosechen la bondad. Roturen para ustedes tierras sin cultivar, pues es tiempo de buscar a Yavé hasta que venga a traerles la justicia. Pero ustedes han sembrado el mal, han cosechado la injusticia y se han comido el fruto de la mentira. Ya que tú te sientes orgulloso de tus carros y de tu ejército numeroso, reinará la confusión en tus ciudades y serán demolidas tus fortalezas, como pasó cuando Salmán atacó y destruyó a Betabel, y todo fue aplastado, la madre con sus hijos. Así te voy a tratar, Israel, por todo el mal de tus acciones malas. El rey de Israel desaparecerá en la tormenta.
Segundo Cántico de Isaías Quaerite Dominum
Isaías 55:6-11
Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *
llámenle mientras se acerca.
Dejen los malos su camino, *
y los inicuos sus pensamientos.
Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *
a nuestro Dios, porque es rico en perdón.
Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *
ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.
Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *
así mis caminos son más altos que sus caminos,
y mis pensamientos más que sus pensamientos.
Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *
y no vuelven allá sin empapar la tierra,
Haciéndola germinar y crecer, *
y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,
Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *
no regresará a mi vacía;
Sino que realizará mi propósito, *
y cumplirá aquello para lo cual la envié.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Hechos 21:37 - 22:16
Cuando estaban ya para meterlo dentro de la fortaleza, Pablo dijo al comandante: «¿Me permites decirte una palabra?» Le contestó: «¡Pero tú hablas griego! ¿No eres, entonces, el egipcio que últimamente se rebeló y llevó al desierto a cuatro mil terroristas?» Pablo respondió: «Yo soy judío, ciudadano de Tarso, ciudad muy conocida de Cilicia. Permíteme, por favor, hablar al pueblo.» El comandante se lo permitió. Entonces Pablo, de pie en la escalinata, hizo un gesto con la mano y se produjo un gran silencio. Después empezó a hablar al pueblo en lengua hebrea. «Hermanos y padres, escúchenme, pues les quiero dar algunas explicaciones.» Al oír que les hablaba en hebreo, se calmó más aún su agitación. Y Pablo continuó: «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad. Teniendo a Gamaliel de maestro, fui instruido en la Ley de nuestros padres en la forma más seria, y era un fanático del servicio de Dios, como ustedes ahora. Así que perseguí a muerte a este camino e hice encadenar y meter en la cárcel a hombres y mujeres; esto lo saben muy bien el sumo sacerdote y el Consejo de los Ancianos. Incluso me entregaron cartas para nuestros hermanos de Damasco, y salí para detener a los cristianos que allí había y traerlos encadenados a Jerusalén para que fueran castigados. Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso de mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo. Caí al suelo y oí una voz que me decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Yo respondí: «¿Quién eres, Señor?» Y él me dijo: «Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues.»
Los que me acompañaban vieron la luz y se asustaron, pero no oyeron al que me hablaba. Entonces yo pregunté: «Qué debo hacer, Señor?» Y el Señor me respondió: «Levántate y vete a Damasco. Allí te hablarán de la misión que te ha sido asignada.» El resplandor de aquella luz me dejó ciego, y entré en Damasco llevado de la mano por mis compañeros. Allí vino a verme un tal Ananías, un hombre muy observante de la Ley y muy estimado por todos los judíos que vivían en Damasco. Me dijo: «Saulo, hermano mío, recobra la vista». Y en el mismo instante pude verle. Entonces agregó: «El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas su propia voz. Con todo lo que has visto y oído serás en adelante su testigo ante las personas más diversas. Y ahora, ¿a qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su Nombre.»
Cántico al Cordero Dignus es
Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13
Digno es, Señor nuestro Dios, *
atribuirte la gloria, el honor y el poder;
Porque tú has creado el universo, *
y por tu voluntad existió y fue creado.
Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *
porque con tu sangre compraste para Dios,
De toda raza, lengua, pueblo y nación, *
un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.
Por tanto, al que está sentado en el trono, *
y a Cristo el Cordero,
Sean adoración y honor, gloria y señorío, *
por los siglos de los siglos. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
Plegarias
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
A
Señor, muéstranos tu misericordia;
Y concédenos tu salvación.
Reviste a tus ministros de justicia;
Que cante tu pueblo de júbilo.
Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
Porque sólo en ti vivimos seguros.
Protege, Señor, a esta nación;
Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
Que se conozcan en la tierra tus caminos;
Y entre los pueblos tu salvación.
Señor, que no se olvide a los necesitados;
Ni se arranque la esperanza a los pobres.
Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
Oh Dios, que manifiestas tu infinito poder especialmente mostrando piedad y misericordia: Derrama sobre nosotros la plenitud de tu gracia; a fin de que, esforzándonos para obtener tus promesas, seamos partícipes de tus tesoros celestiales; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.
Puede seguir intercesiones y acciones de gracias
Oración de San Juan Crisóstomo
Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14
Oficio para el Mediodía
Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
Salmo 121 Levavi oculos
Levanto mis ojos a los montes; *
¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor, *
que hizo los cielos y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie, *
ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, el que guarda a Israel *
no se adormecerá ni dormirá.
El Señor es tu guardián, *
el Señor es tu sombra a tu diestra.
El sol no te hará daño de día, *
ni la luna de noche.
El Señor te guardará de todo mal; *
él guardará tu vida.
El Señor guardará tu salida y tu entrada, *
desde ahora y para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:17-18
Demos gracias a Dios.
Demos gracias a Dios.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Señor, escucha nuestra oración;
Y llegue a ti nuestro clamor.
Salvador todopoderoso, que al mediodía llamaste a tu siervo San Pablo para ser un apóstol a los gentiles: Te rogamos que ilumines al mundo con el resplandor de tu gloria, para que todas las naciones vengan y te adoren; tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Se puede ofrecer intercesiones libres.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Oración Vespertina Diaria
Adoren al Señor en la hermosura de la santidad; tiemble delante de él toda la tierra. Salmo 96:9
Confesión de Pecado
Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.
Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
Luz Alegrante Phos hilaron
Luz alegrante,
claridad pura del sempiterno Padre celestial,
Jesucristo, santo y bendito:
Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,
y nuestros ojos miran la luz vespertina,
te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Digno eres de ser alabado en todos los tiempos
con voces gozosas,
oh Hijo de Dios, Dador de la vida;
por tanto te glorifica el universo entero.
Salmo 107:1-32
Den gracias al Señor, porque es bueno, *
porque para siempre es su misericordia.
Proclamen los redimidos del Señor *
que él los redimió de la mano del enemigo.
El los recogió de entre todos los países, *
del oriente y del occidente, del norte y del sur.
Algunos erraban por el desierto, *
sin hallar camino a una ciudad en donde vivir.
Hambrientos y sedientos, *
su alma desfallecía en ellos.
Entonces clamaron al Señor en su angustia, *
y los libró de su aflicción.
Los dirigió por senda recta, *
para que llegasen a una ciudad en donde vivir.
Que den gracias al Señor por su misericordia, *
y las maravillas que hace por sus hijos;
Porque satisface a los sedientos, *
y a los hambrientos los colma de bienes.
Algunos moraban en oscuridad y tinieblas, *
aprisionados en miseria y en hierros,
Por haberse rebelado contra los mandatos de Dios, *
despreciando el consejo del Altísimo.
Por eso, con trabajo arduo humilló sus corazones; *
tropezaban, y nadie los socorría.
Entonces clamaron al Señor en su angustia, *
y los libró de su aflicción.
Los sacó de la oscuridad y de las tinieblas, *
y rompió sus prisiones.
Que den gracias al Señor por su misericordia, *
y las maravillas que hace por sus hijos;
Porque derriba las puertas de bronce, *
y destroza los cerrojos de hierro.
Algunos fueron insensatos y se rebelaron; *
por sus iniquidades fueron afligidos.
Aborrecieron todo alimento, *
y llegaron hasta las puertas de la muerte.
Entonces clamaron al Señor en su angustia, *
y los libró de su aflicción.
Envió su palabra y los sanó; *
los libró del sepulcro.
Que den gracias al Señor por su misericordia, *
y las maravillas que hace por sus hijos.
Que ofrezcan sacrificios de alabanza, *
y publiquen sus obras con júbilo.
Algunos navegaron por el mar, *
comerciando por las aguas profundas.
Contemplaron las obras de Dios, *
y sus maravillas en el piélago.
Entonces habló, y levantó un viento tempestuoso, *
que alzaba las olas hasta lo alto.
Subían al cielo, bajaban al abismo; *
se derretían sus corazones ante el peligro.
Titubeaban y se tambaleaban como borrachos, *
y su pericia de nada les valía.
Entonces clamaron al Señor en su angustia, *
y los libró de su aflicción.
Calmó la tempestad en susurro, *
y apaciguó las olas del mar.
Luego se alegraron a causa de la calma, *
y los condujo al ansiado puerto.
Que den gracias al Señor por su misericordia, *
y las maravillas que hace por sus hijos.
Que lo exalten en la congregación del pueblo, *
y en el consejo de los ancianos lo alaben.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
San Lucas 6:12-26
En aquellos días se fue a orar a un cerro y pasó toda la noche en oración con Dios. Al llegar el día llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó apóstoles: Simón, al que le dio el nombre de Pedro, y su hermano Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, apodado Zelote, Judas, hermano de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Jesús bajó con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había allí un numeroso grupo de discípulos suyos y una cantidad de gente procedente de toda Judea y de Jerusalén y también de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades; también los atormentados por espíritus malos recibían curación. Por eso cada cual trataba de tocarlo, porque de él salía una fuerza que los sanaba a todos. El, entonces, dirigió la miradahacia sus discípulos y les dijo: «Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Felices ustedes los que lloran, porque reirán. Felices ustedes si los hombres los odian, los expulsan, los insultan y los consideran unos delincuentes a causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Recuerden que de esa manera trataron también a los profetas en tiempos de sus padres. Pero ¡pobres de ustedes, los ricos, porque tienen ya su consuelo! ¡Pobres de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre! ¡Pobres de ustedes los que ahora ríen, porque van a llorar de pena! ¡Pobres de ustedes cuando todos hablen bien de ustedes, porque de esa misma manera trataron a los falsos profetas en tiempos de sus antepasados!
Cántico de María Magnificat
San Lucas 1:46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su Nombre es santo.
Su misericordia llega a sus fieles, *
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo; *
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos, *
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes, *
y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, *
acordándose de la misericordia,
Como lo había prometido a nuestros padres, *
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
Plegarias
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Que esta noche sea santa, buena y pacífica,
Te rogamos, Señor.
Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,
Te rogamos, Señor.
Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,
Te rogamos, Señor.
Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,
Te rogamos, Señor.
Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.
Te rogamos, Señor.
Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,
Te rogamos, Señor.
Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte: Concede a tus siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a tu semejanza; por amor de tu tierna misericordia. Amén.
Oh Dios, que manifiestas tu infinito poder especialmente mostrando piedad y misericordia: Derrama sobre nosotros la plenitud de tu gracia; a fin de que, esforzándonos para obtener tus promesas, seamos partícipes de tus tesoros celestiales; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.
Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.
Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.
Acción de Gracias en General
Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21
Oficio de Completas
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.
Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;
Que hizo el cielo y la tierra.
Confesión
Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:
Hemos pecado contra ti,
por nuestra propia culpa,
por pensamiento, palabra y obra,
y por lo que hemos dejado de hacer.
Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,
perdona nuestras ofensas
y concédenos que te sirvamos
en novedad de vida,
para gloria de tu Nombre. Amén
Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.
Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
Salmo 91 Qui habitat
El que habita al abrigo del Altísimo, *
mora bajo la sombra del Omnipotente.
Dirá al Señor: "Refugio mío y castillo mío, *
mi Dios, en quien confío".
El te librará del lazo del cazador, *
de la peste destructora.
Con sus plumas te cubrirá,
y debajo de sus alas estarás seguro; *
escudo y adarga será su fidelidad.
No temerás espanto nocturno, *
ni saeta que vuele de día;
Ni pestilencia que acecha en la oscuridad, *
ni enfermedad que a mediodía desola.
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, *
mas a ti no te alcanzará.
Ciertamente con tus ojos mirarás, *
y verás la recompensa de los malvados;
Porque hiciste del Señor tu refugio, *
del Altísimo, tu habitación,
No te sobrevendrá mal alguno, *
ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará cerca de ti, *
que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán, *
para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y el áspid pisarás; *
hollarás al cachorro del león y a la serpiente.
"Por cuanto ha hecho pacto de amor conmigo, yo lo libraré; *
lo protegeré, por cuanto ha conocido mi Nombre.
Me invocará, y yo le responderé; *
con él estaré en la angustia; lo libraré, y le glorificaré.
Lo saciaré de largos días, *
y le mostraré mi salvación".
Salmo 134 Ecce nunc
Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *
los que de noche están de pie en la casa del Señor.
Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *
El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Tú estás entre nosotros, oh Señor, y sobre nosotros es invocado tu Nombre; no nos desampares, Señor nuestro Dios. Jeremías 14:9, 22
Demos gracias a Dios.
Puede cantarse un himno adecuado para la noche.
En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;
Escóndenos bajo la sombra de tus alas.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Señor, escucha nuestra oración.
Y llegue a ti nuestro clamor.
Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, :le día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.
Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
Ahora despides, Señor, a tu siervo, *
conforme a tu palabra, en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *
a quien has presentado ante todos los pueblos:
Luz para alumbrar a las naciones, *
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario